En el gobierno temen que el impacto del crimen del kiosquero y las encendidas movilizaciones en reclamo por seguridad en La Matanza tengan un impacto directo en la elección del domingo. Hasta el último fin de semana habÃa un consenso generalizado en el oficialismo de que, a pesar de algunos desaciertos, se habÃan logrado dar algunos pasos concretos en temas que preocupan al electorado bonaerense, como el caso de la inflación.
Sin embargo, la muerte de Roberto Sabo, el domingo pasado, mientras atendÃa su kiosco en Ramos MejÃa trastocó esa tendencia optimista. El caso ganó los medios y le siguió una fuerte protesta con gases, proyectiles y corridas durante toda la tarde del lunes.
La Ciudad le respondió a Nación que Buenos Aires es más segura que Montevideo y Santiago
La reacción del gobierno estuvo lejos de calmar los ánimos. AnÃbal Fernández dijo que el problema de la inseguridad es algo a escala mundial y puso el tema en el lugar exacto para que la oposición salga a cuestionar con dureza.
Fuentes del gobierno explicaron a LPO que la inseguridad era el único tema que le faltaba instalar a la oposición a lo largo de la campaña y logró hacerlo faltando pocos dÃas para la elección. En parte, debido al accionar de los funcionarios del gobierno como la decisión de Sergio Berni de enviar decenas de efectivos a Ramos MejÃa para impedir la movilización, o las declaraciones de AnÃbal, despegándose de su par en provincia.
Existe además otros dos factores importantes que permiten inferir un posible impacto del episodio al momento de la elección del domingo: el primero tiene que ver con el momento temporal en que ocurrió el asesinato de Roberto Sabo, esto es en el sprint final donde la gran mayorÃa de los indecisos definen su voto.
El otro punto tiene que ver con el lugar geográfico: que la tragedia haya ocurrido en La Matanza también fue un impacto para el Frente de Todos. Un territorio que gobierna el peronismo desde el retorno de la Democracia y que supo convertir con el paso de las elecciones en su principal bastión electoral.
Durante la movilización en Ramos MejÃa muchos mensajes apuntaban directamente a Fernando Espinoza, el mandamás del distrito. El domingo -dÃa en que fue asesinado Roberto- fue la última actividad pública de Espinoza. Desde entonces desapareció de la agenda pública.
El miércoles, municipio difundió un comunicado en el que responsabilizó al gobierno de Cambiemos por la inseguridad en ese municipio. Según detallaron, hasta 2015 habÃa en La Matanza 5.300 policÃas, 150 zonas de patrullaje y 1.000 gendarmes. Sin embargo, a fines del 2019 por decisiones del gobierno nacional y provincial se redujo a 3.300 policÃas, 36 zonas de patrullaje y ningún gendarme.
Claro que la posibilidad de que el episodio de La Matanza influya directamente en el electorado es una cuestión de sensaciones toda vez que no existen estudios de opinión especÃficos sobre ese tema.
Otras voces sostienen que más allá de la tragedia humana, el episodio no tuvo un impacto público tan grande como para cambiar el voto de la gente. Sà coinciden todas las fuentes consultadas que con la tragedia el gobierno sumó un nuevo revés y sigue detrás de una agenda que no es propia.
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PERO no votaría a Jxc, pues YA estuvieron y parecen tener memoria frágil que su pésimo gobierno sirvió en bandeja a Cristina la opción presente.
POR otro lado, no podría votar personas tan malvadas que implementen el adoctrinamiento de género, una ficción que solo traerá graves problemas en los educandos, además de descuidar la genuina formación de las siguientes generaciones por este desquicio del lobby LTGB
Pero nos quejamos de Nicaragua o Venezuela. Al menos ellos lo hacen abiertamente...
Acá es un negociado corrupto previo que solo se ve por los resultados espantosos en términos de gobernanza ( me refiero al concepto tecnico )
No es como nos muestran en las películas.
Acá estamos regalados, los delincuentes se animan a delinquir porque es negocio para ellos.
Primero es difícil que los agarren, porque los patrulleros tienen nafta y los policías tienen miedo a disparar.
Si los agarran, pueden soltarlos gracias a los jueces zafaronistas que abundan.
Si los mandan presos, salen antes haciendo cursos pedorros o los largan con cualquier excusa (hay covid, tengo hijos).
En resumen, en Argentina es buen negocio delinquir. Así estamos.